En San Carlos de Apoquindo se agotan los tanques de oxígeno.
Universidad Católica perdió 1-0 ante River Plate de Uruguay por la Copa Sudamericana, agudizó la crisis deportiva y aumentó la división entre la dirigencia y los hinchas.
Hasta el estadio San Carlos de Apoquindo llegaron cerca de siete mil fieles forofos esperanzados en ver una mejoría en la UC. Y es que el mal comienzo en el Torneo de Apertura tenía cuestionado el trabajo del técnico Julio César Falcioni.
El ex DT de Boca Juniors optó en este compromiso dejar en el banquillo a Dario Bottinelli por su bajo rendimiento y en su reemplazo ingresó Michael Ríos, quien no fue la solución que esperaba.
Los "Cruzados" presionaron a los charrúas en toda la cancha y rápidamente se hicieron con el control del balón, pero carecieron del habitual problema que los persigue desde el fin de la era Lasarte: la contundencia y falta de gol.
En ataque David Llanos y Álvaro Ramos no se generaron chances y a los 70 minutos las pifias comenzaron a ser cada vez más sonoras. Antes que esto ocurriera, a los 51 abandonó Mark González —ingresó Gonzalo Sepúlveda— se fue molesto y se dirigió directo al camarín.
Para peor, Alfonso Parot, quien fue uno de los mejores jugadores del conjunto que vistió de negro, abandonó por lesión a los 67' y entró José Luis Muñoz. En su posición quedó Fernando Cordero, quien perdió el balón a los 76' y éste terminó en las redes tras la definición de Michael Santos. En ese momento todo era desesperación.
Falcioni movió el ajedrez e hizo ingresar a Bottinelli por Ríos, pero todo ya todo estaba perdido. La fanaticada la emprendió contra la dirigencia, que tendrá la misión de levantar una planilla que hace meses está en la UTI.