¿Poco ético o estrategia?
Esa es la pregunta que se hacen todos cada vez que un futbolista provoca una amonestación para ser suspendido por acumulación de tarjetas amarillas.
Esta situación se da en todo el mundo cada vez que un jugador opta por privilegiar una fecha por sobre otra. En esta caso, el Real Madrid enfrentaba al Galatasaray por los cuartos de final de la Liga de Campeones.
El conjunto merengue vencía por 3-0 y en la cancha tenía a Xabi Alonso y Sergio Ramos al borde de la suspensión. Los jugadores al darse cuenta de que la llave estaba casi cerrada provocaron la amonestación, quedando suspendidos para el duelo de regreso, pero "limpios" para una eventual semifinal.
Esta evidente situación no pasó desapercibida y la UEFA amenazó con castigar a los jugadores que fuerzan las tarjetas para cumplir ciclo de sanción con dos partidos de suspensión.
El ente madre del Viejo Continente anunció en verano de 2011 que castigaría con un partido de sanción adicional a todo aquel futbolista que buscase la amarilla de forma voluntaria para cumplir sanción.
Por ahora no hay nada concreto, pero en los próximos días se sabrá si José Mourinho tendrá dos bajas obligadas en una más que posible semifinal del torneo internacional.