"Héroe de verdad". Así titula Olé de Argentina la historia del futbolista Alejandro Benítez, quien tuvo que retirarse de la actividad luego de donar parte de su hígado a su sobrino de solo nueve meses.
"Era una flor que se marchitaba y ahora volvió a vivir", sostiene el jugador que era el goleador y símbolo de Central Larroque, equipo del ascenso del fútbol argentino.
"Era una cuestión de vida o muerte, no podía fallar. Yo era la única persona compatible junto a la mamá de Milo, mi hermana, pero ella está operada del corazón y había un riesgo grande. Y como esperar una donación cadavérica era casi imposible por la situación en la que se encontraba mi sobrino, decidí abandonar todo y hacerlo por él", relata Benítez en diálogo con Olé.
El ahora ex futbolista de 30 años reconoce que va a extrañar la actividad, pero que no se va a arrepentir nunca de lo que hizo por el pequeño.
En tanto si podrá volver a jugar en un tiempo más, Benítez explicó: "Me dijeron que el hígado ya no vuelve a regenerarse al cien por ciento y para recuperarme tengo que hacer reposo absoluto durante casi un año".
Además detalló que "el ritmo y los roces de una competencia también podrían ser un riesgo. Aparte acá son complicados... Se enteran de que te operaron y van a pegarte directo a la cicatriz".