Hay posiciones en el campo de juego desde donde es fácil convertir un gol, pero pareciera que la línea de meta es el lugar donde es imposible fallar.
No obstante, Kingsley Ehizibue demostró que esto sí puede ocurrir, ya que sucedió en el duelo correspondiente a la liga holandesa donde se enfrentaron el Zwolle y el Feyenoord.
Un compañero suyo remató dentro del área, la pelota dio en el travesaño y rebotó en la misma línea de gol, lugar donde se encontraba el joven alemán.
No obstante, y pese a estar a centímetros de convertir, no pudo cabecear el balón que se le escapó por su derecha, dejando imágenes que pocas veces se han visto en el fútbol.