Hubo palos, salvados, ocasiones de gol desperdiciadas, presión y todos los condimentos que siempre acompañan de buena manera al fútbol sudamericano. Pero, como casi siempre, el Sao Paulo de Brasil logró imponer sus términos y terminó abrazándose en un áspero duelo ante Emelec en Guayaquil.
Los de Muricy Ramalho habían vencido por 4-2 en el Morumbí y llegaban al encuentro de vuelta por los cuartos de final de la Sudamericana con todas sus figuras en cancha: Rogério Ceni, Álvaro Pereira, Michel Bastos, Ganso, Kaká, Alan Kardec. Pero sufrirían. Y bastante.
Al minuto de juego los locales de Gustavo Quinteros se adelantaron en el marcador vía Miller Biolaños creando un escenario de evidente presión y ahogo en todos los sectores de la cancha. Pero a los brasileños hay que matarlos dos veces. Y Emelec pecó, demasiado.
A los 30' Alan Kardec aprovechó las desatenciones y puso el empate parcial. Una verdadera obra de arte fue la que ocurriría a los 40' cuando el inagotable Kaká cedió para Paulo Henrique Ganso que adelantaba a la visita y, al parecer, ponía la lápida.
Pero si algo tenía Emelec era lucha. En la segunda etapa dos penales bien pitados por Osses fueron transformados en gol por parte de Miller Bolaños, la figura de la noche. De ahí en más, media hora de sufrimiento puro con los locales volcados sobre el arco del histórico Ceni pero con los palos como crueles oponentes. Hasta que se acabó. Sao Paulo, una vez más, entre los cuatro mejores del continente.