El Mundial 2014 significó para Brasil una traumática eliminación en lo deportivo a manos de Alemania (1-7) pero, en cuanto a lo administrativo y social, un importante desafío para un país que se encontraba golpeado por las protestas sociales y la convulsión a raíz de los "excesivos" gastos para la Copa, criticados además por su falta de celeridad en los trabajos de las principales sedes.
Sin embargo, a más de seis meses de la finalización del evento ha llegado la hora de los cálculos y balances de tipo económico. Pese al compromiso tomado hace dos años por parte del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, de "devolver" parte de los ingresos para ser destinados a instalaciones deportivas, fútbol joven y femenino, además de proyectos de medicina y salud; la realidad indica que tal promesa no se ha hecho efectiva, al menos en cuanto a inversión se refiere.
Claro, en total Brasil ha recibido de la FIFA solamente un total de US$ 100 millones, una mínima parte de los US$ 15 billones gastados para la organización del Mundial.
Las cifras salen a la luz luego que el secretario general del organismo, Jérome Valcke, asegurara durante este martes que las consecuencias del certamen "tienen inevitablemente un impacto en la sociedad y el medio ambiente del país anfitrión", el cual es posible evaluar "durante el paso de los años".
En esa línea, Valcke felicitó a la organización por su "responsabilidad de limitar los efectos negativos asociados, mientras que, al mismo tiempo, se han maximizado el enorme impacto positivo".
En cuanto a cifras exactas se refiere, la FIFA generó más de US$ 4 mil millones en ventas del Mundial, cifra que es posible incrementarla de cara a Rusia 2018. Para Brasil solamente $100 millones.
Además, desde el Gobierno brasileño aseguran que los días festivos originados a raíz de la Copa del Mundo llevaron a un descenso en la producción local, los cuales terminaron en que el país haya caído a una recesión técnica a finales del año pasado.
ELEFANTES BLANCOS
Un análisis este mes reveló que Brasil gastó unos 3,000 millones en construir y remodelar estadios, de los cuales 90% fueron fondos públicos. El ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva había prometido que todos los estadios serían financiados con dinero privado.
Además, los grandes estadios -cuyas polémicas de gastos en construcción marcaron todo el 2014- en gran parte se encuentran totalmente fuera de uso y son apuntados como sedes para eventos y eventos para generar ingresos. La realidad ha sido asumida por la FIFA que intenta a todas luces dejar fuera las versiones de que la FIFA "llegó a Brasil, tomó el dinero y se fue".
El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín, dijo que parte del dinero otorgado por la FIFA será utilizado para financiar problemas en los 15 estados donde el fútbol no tiene tanto dinero.
"Nos comprometimos con los estados que no albergaron el torneo, para asegurarnos que los beneficios del Mundial lleguen a los lugares donde, aunque hay una gran pasión por el fútbol, no hay una estructura comunitaria comparable con las grandes ciudades", señaló.