Curicó Unido no pudo desatar la fiesta y empató 1-1 ante la Universidad de Concepción en calidad de local.
Los hinchas curicanos acompañaron en masa a su equipo. El estadio Bicentenario La Granja estaba repleto e incluso desde un cerro aledaño un grupo de hinchas acompañaba al plantel.
En la cancha los jugadores salieron a presionar desde el primer minuto. El equipo dirigido por Pablo Abraham, quería remontar el 1-0 en contra y así poder conseguir el anhelado sueño de volver a primera división.
Para esto contaban con una muy buena estadística: en este campeonato no conocían la derrota en calidad de local.
En la primera parte Gabriel Vargas tuvo la ocasión más clara —de jugada— de abrir el marcador. El goleador le dio de cabeza tras un pase de Cabral cuando se jugaban los 27' minutos. El balón se fue sobrando por sobre el travesaño.
Pero los locales tenían algo que decir. Pablo Otárola cayó en el área y Carlos Ulloa sancionó penal. El delantero Diego Churín cambió por gol la infracción cuando se jugaban 42 minutos.
En la segunda fracción, la historia se le puso cuesta arriba a los locales. El volante Juan Cabral, a los 65', dejó al portero Santelices y definió tras dejarlo en el camino, decretando el empate.
De ahí en más los curicanos se fueron al ataque, pero se encontraron con un inspirado Cristián Muñoz, quien impidió que cayera la celebración.
Con este marcador el "Campanil" se tituló campeón y aseguró su paso a la primera división del fútbol chileno.
Lamentablemente, segundos después de que el juez del compromiso hiciera sonar su silbato, se produjeron incidentes entre ambos elencos.
Visiblemente ofuscados, los jugadores de Curicó Unido agredieron a los del Campanil. Si bien fueron incidentes importantes que enlodaron el ascenso de la Universidad de Concepción, el conato no pasó a mayores.