En un encuentro de rugby entre los equipos británicos Harlequins y Saracens ocurrió un hecho que subraya la importancia de estar atento siempre a lo que ocurre en la cancha, sin perder la vista a las evoluciones del juego.
Esta vez fue el turno de un hombre que caminaba distraído desde el sector de seguridad con dos bebidas en la mano.
Una patada al balón lanzado a gran distancia por el jugador Nick Evans golpeó directamente en la cabeza del aficionado. Tal fue el impacto que el hombre arrojó uno de sus vasos y terminó de rodillas en el piso, mientras se escucha un gran sonido de impresión por parte del resto de los asistentes al estadio.
El incidente provocó que algunas personas se acercaran para interesarse por el estado del hombre, quien con los pulgares hacia arriba y una carcajada indicó que se encontraba en buen estado.