A mediados de la década de los noventa, la Selección Chilena comenzó su camino en las eliminatorias para el Mundial de Francia '98, algo que trajo consigo la aparición de un comentarista deportivo que fustigaba el rendimiento y planteamiento de la "Roja", algo que para la época parecía más bien contestatario.
Aquel personaje era Eduardo Bonvallet, figura del canal La Red que con una pizarra realizaba un análisis técnico del combinado nacional, el cual incluía reproches, muchas veces de grueso calibre, a los jugadores y al entrenador, generando anticuerpos con los futbolistas.
Este estilo de comentar los partidos de fútbol le costó tener muchos detractores y querellas. De hecho, totalizó 50 demandas en su contra, aunque ganó 49. Mientras que entre los rostros del balompié, con quien más tuvo problemas fue con Nelson Acosta, el entonces DT de la Selección, y que según el propio Bonvallet, el “odio” del entrenador era por revelar su segundo nombre: Bonifacio.
Pero no sólo críticos acumuló Bonvallet, pues también cosechó un gran número de seguidores, quienes le demostraron su admiración a tal punto que el ex futbolista se autodenominó como el “Gurú”.
La admiración hacia Bonvallet incluso llevó a sus fanáticos a iniciar una campaña para sentarlo en la banca de la "Roja", mientras que su casa televisiva aprovechó de experimentar otros formatos con el polémico comentarista como el programa "Noche de Bomba", el cual se popularizó por la entrevista que le realizó a Augusto Pinochet.
Luego de su exitoso paso por La Red, Bonvallet emigró a nuevas casas televisivas donde además de seguir comentando fútbol, realizó parodias a diferentes personalidades, mientras también participaba en varias radios chilenas, siempre teniendo una alta audiencia.
Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio su tribuna se fue debilitando, Bonvallet debió luchar contra la depresión y el cáncer, aunque su espíritu crítico y contestatario jamás disminuyó, transformándolo en un personaje fundamental de la cultura popular chilena.