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Pelota indestructible

Durante el 2012 se han repartido más de 100.000 unidades en forma gratuita en más de 150 países.

Daniela González

Viernes 28 de diciembre de 2012

Tim Jahnigen es el creador de una pelota de fútbol indestructible.

La idea surgió hace algunos años, cuando el emprendedor estadounidense vio un documental donde mostraban a niños de la empobrecida región sudanesa de Darfur jugando con un balon formado por pedazos de basura.

Desde entonces buscó la forma de crear una pelota indestructible y en su proceso de investigación descubrió el etilvinilacetato, un compuesto formado a partir de etileno y acetato de vinilo similar a la espuma rígida. Un material muy resistente, permeable, ideal para su proyecto.

El costo de la producción era excesivamente caro, pero el músico británico Sting financió el proyecto, bautizado como "One World Football", precisamente como homenaje al tema "One World (Not Three)" escrito en los años ochenta por el cantante británico para The Police.

Antes de su distribución a los lugares más pobres del planeta,  la pelota tuvo que enfrentarse a todo tipo de pruebas para demostrar su resistencia ante clavos, alambres, cuchillos e, incluso, las ruedas de un camión y las garras de un león en el zoológico de Johannesburgo, en Sudáfrica, aprobando todas las pruebas con éxito.

One World Futbol entrega pelotas indestructibles en las zonas más desfavorecidas del planeta

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"Nuestra misión es permitir que los niños sean niños sin importar dónde viven",  recalcó Jahnigen.

Durante el 2012 se ha repartido más de 100.000 unidades en forma gratuita en más de 150 países.

"El fútbol no es el foco, sino una herramienta para trabajar más eficientemente para mantener los chicos en el colegio o para que ingresen al mercado laboral o ayude a prevenir HIV o no pisen minas antipersonales", señaló Jürgen Griesback, fundador de Street Football World.

Otro de los colaboradores del proyecto es la marca de automóviles Chevrolet, quien se comprometió a donar 1,5 millones de pelotas durante los próximos tres años.

"El balón significa algo estable, que no se termina, no se desinfla, en unas vidas muchas veces marcadas por la desilusión y decepción. Cuando un niño tiene la oportunidad de jugar hasta cuando quiera y no solo hasta cuando se estropee la pelota, tiene la oportunidad de soñar con un futuro mejor", enfatizó Lisa Tarver, ayudante de Jahnigen.

"Trabajamos con ellos en campos de refugiados y varios lugares de África. Los balones ayudan a los chicos a desarrollar su propio yo, se sienten capaces de lograr algo en la vida. En realidad es solo un motivador inicial para mantener a los niños en un proceso de crecimiento personal durante años", señaló Griesback.

Según comentó su creador, en la actualidad son capaces de fabricar, transportar y entregar 45.000 balones al mes y con ellos logran impactar en forma positiva a miles de niños en todo el mundo.