Universidad Católica necesita urgente lavar sus duras, latentes y profundas heridas. Para hacerlo, simplemente el triunfo le basta.
Eso fue lo que cosechó la UC en su debut en el Torneo de Clausura 2014. Los dirigidos por el debutante Rodrigo Astudillo superaron por 2-1 a Ñublense en Chillán.
En el primer tiempo los Cruzados dominaron y se pusieron cómodamente arriba en el marcador, pero en el complemento se durmieron, permitieron un descuento vía penal y terminaron sufriendo. Hay mucha tarea por hacer en la UC.
En la primera fracción la UC se puso rápidamente 2-0 arriba con las anotaciones de Enzo Andía y Marko Biskupovic (ingresó por el propio Andía quien abandonó por un corte en la frente).
Pudo haber sido un marcador mucho más abultado, pero la UC perdonó y no pudo liquidar y vencer a un sólido portero Lucas Giovinni.
Ya en la segunda fracción, una falta de Cristián Álvarez en propia área obligó al juez del compromiso cobrar el penal que Varas cambió de buena manera por gol. De ahí en más, todo fue de ida y vuelta.
Lo cierto es que ambos elencos tuvieron la oportunidad de marcar otra cifra, pero los fallos adelante y las buenas actuaciones en defensa lo impidieron.
Cuando se jugaban los últimos instantes de partido, Fernando Cordero sacó de la línea un balón que Cristopher Toselli ya había dado por perdido, el que bien pudo significar la igualdad definitiva.
Así, la Uc arranca bien el Torneo de Clausura, pero tiene muchas cosas por mejorar de la mano de un cuerpo técnico que no tiene más de dos semanas al mando del primer equipo.