La muerte del muchacho de 17 años Kian Loyd Delos Santos consternó a numerosos ciudadanos del país y desató la indignación con el presidente Rodrigo Duterte y su lucha contra el crimen relacionado con las drogas.
Miles de personas pidieron hoy en Manila el fin de las muertes en la agresiva campaña contra las drogas como la del joven filipino que fue enterrado hoy.
Durante el funeral hubo participantes que portaban pancartas en las que se leía "Detengan las muertes" o "Justicia para Kian". Los asistentes al entierro, que recorrieron los siete kilómetros que separaban la iglesia del cementerio, llamaron asesinos a los policías.
Kyan Delos Santos Kyan Delos Santos, de 17 años, murió la semana pasada en Caloocan, uno de los municipios que forman Metro Manila, a manos de cuatro policías, que han sido suspendidos y contra los que la fiscalía prevé presentar cargos de asesinato.
La Policía dijo inicialmente que el incidente ocurrió cuando Delos Santos escapó al ver que se le aproximaban los agentes y durante la persecución disparó contra ellos, quienes aseguraron que tras abatirle le incautaron una pistola.
La autopsia, en cambio, reveló que el menor murió de un disparo a bocajarro y con la cara contra el suelo mientras que cámaras de seguridad mostraron como instantes antes los policías arrastraban al joven. La familia, además, sostiene que el chico era un estudiante que no tomaba drogas y que no tenía armas.
"Espero que esto no les suceda a sus familias porque sabrían lo doloroso que es perder un hijo", dijo el padre del joven a los policías que mataron a su hijo. Desde la llegada de Duterte al poder, a fines de junio de 2016, han muerto al menos 3.500 personas por su política de mano dura contra los presuntos delincuentes.