Si estar enfermo ya es toda una transformación en la vida de un niño, se imagina lo que debe ser, además, abandonar el colegio y sus amigos producto de su dolencia. Es por eso, que las aulas hospitalarias, que hace más de una década operan en nuestro país permiten que los niños no abandonen sus estudios. En el Hospital de Coquimbo, lograron la primera graduación, en sus cuatro años de trabajo.