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Robben Island, la prisión en que Mandela pasó 18 años

Las inhumanas condiciones que rodearon su largo confinamiento le dejaron secuelas en su salud durante el resto de su vida.

Carlos Serrano

Jueves 5 de diciembre de 2013

46664.

Es mucho más que el número de una celda, la que ocupaba el preso número 466 de 1964. Es una combinación simbólica de cifras que perdura en el tiempo y sigue viva en diversas iniciativas humanitarias, como la que busca combatir la lacra del VIH/SIDA en África.

2,4m x 2,1m.

Son las medidas aproximadas de la citada celda, en la que apenas hay un colchón de paja en el suelo, una pequeña mesa, un cubo y una ventana con gruesos barrotes.

18 años.

Los que pasó Nelson Mandela -entre 1964 y 1982- confinado en esta dependencia de la cárcel de Robben Island, considerada mundialmente como uno de los grandes "puntos negros" de la segunda mitad del siglo XX y reconvertido hoy en Museo de la Humanidad.

 

Situada a unos 12 kilómetros por mar desde Ciudad del Cabo, que se cubren con un ferry turístico, esta prisión llegó a albergar a más de 1.200 internos en los años 60, sometidos a un férreo régimen de confinamiento que incluía vejaciones personales, torturas y trabajos forzados picando piedra o en una cercana mina de cal.

Estas terribles condiciones de vida (ejemplos: los colchones no llegaron hasta 1978; durante muchos años solo hubo tres duchas y tres retretes para toda la población penitenciaria; y muchos presos sólo dejaban la celda una hora al día, media hora por la mañana y otra media por la tarde), afectaron gravemente a la salud de "Madiba", que debió arrastrar secuelas físicas durante el resto de sus días en libertad, como una grave enfermedad respiratoria que acabó finalmente con su vida y daños en sus ojos por ser obligado a trabajar en el yacimiento sin gafas protectoras.

Por si fuera poco, la dura política de segregación dentro del complejo dejaba a los internos negros en el escalafón más bajo, con escasos privilegios, aún más reducidos para los presos políticos, que recibían menores raciones de comida y sólo podían recibir una carta (censurada) y una visita cada seis meses.

 

 

PROCESO DE RIVONIA

Mandela llegó a Robben Island en 1964, tras ser hallado culpable en el llamado Proceso de Rivonia, en el que se descabezó a la cúpula directiva del Congreso Nacional Africano (CNA), asociación que estaba implicada en una dura campaña de atentados terroristas contra el gobierno del 'apartheid'.

Del total de 27 años de cárcel a los que fue condenado, pasó 18 en Robben Island, mientras que el resto de su cautiverio se repartió entre las cárceles de Pollsmoor y Victor Verster, ya en territorio continental.

Otros nombres ilustres que pasaron por la isla de la infamia fueron el actual presidente sudafricano, Jacob Zuma; el ex presidente Kgalema Motlanthe; líderes históricos del CNA condenados en Rivonia como Walter Sisulu y Ahmed Kathrada; y Govan Mbeki, padre del ex presidente Thabo Mbeki.

 

En el caso de Mandela, es bien sabido que la presión internacional llevó al gobierno de P.W. Botha a buscar una salida pactada en 1985, pero 'Madiba' se negó con un argumento recordado hasta hoy.

Ante unas 9 mil personas, su hija Zindzi (de 25 años entonces) leyó en el Estadio Jabulani de Soweto junto al célebre arzobispo anglicano de Johannesburgo, Desmond Tutu, la respuesta de Mandela a la oferta de ser libre a cambio de que renunciara a la lucha armada: "No puedo y no haré ningún compromiso cuando ni yo ni ustedes, el pueblo, son libres. Sólo los hombres libres pueden negociar, los prisioneros no pueden firmar contratos".

En la actualidad, son miles de personas las que acuden anualmente a Robben Island para conocer de primera mano una de las caras más terribles del 'apartheid', el régimen racista que gobernó Sudáfrica oficialmente desde 1948 hasta principios de los años '90, cuando llegó al poder el aperturista Frederik de Clerk.