La Abadía de Westminster, el templo anglicano son coronados los monarcas británicos desde el año 1066, fue el escenario de un solemne acto de celebración del sexagésimo aniversario de la coronación de Isabel II de Inglaterra.
Al acto asistió la familia real británica al completo y más de 2.000 invitados. El servicio religioso fue presidido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el deán de la abadía, John Hall.
La reina fue la última en entrar al templo junto a su marido, el duque de Edimburgo, que el próximo lunes cumplirá 92 años. La soberana, de 87, fue recibida por el deán del templo y el príncipe Carlos.
En el altar del templo estaba colocada la suntuosa corona con la que fue nombrada soberana Isabel II. Durante el acto, el arzobispo de Canterbury destacó y agradeció los 60 años del compromiso de la reina con el país. Isabel II fue coronada en una suntuosa ceremonia que tuvo lugar casi dieciséis meses después de que sucediera a su padre, el rey Jorge VI, fallecido el 6 de febrero de 1952.
Cientos de británicos y turistas, en su mayoría portando banderas británicas, se dieron cita ante la abadía para saludar a la familia real. La celebración fue muy sencilla en comparación con los grandes festejos nacionales que tuvieron lugar el año pasado en todo el Reino Unido por el Jubileo de Diamante.