El primer aviso llegó a mediados de semana, cuando se supo que el partido nacionalista y euroescéptico británico UKIP era el gran vencedor en las elecciones por el Parlamento Europeo en el Reino Unido.
Empezaba a quedar claro que no iban a ser unos comicios como los habituales, con un fuerte voto de castigo contra las fuerzas tradicionales.
El caso más alarmante fue el que protagonizó el Frente Nacional en Francia, que obtuvo el más del 26% de las preferencias muy por delante de los socialistas de François Hollande, que lograron poco más del 13% de los votos y del partido conservador UMP, que consiguió el 20,6% del favoritismo.
El grupo liderado por Marine Le Pen logró su primera gran victoria a nivel nacional, con un duro discurso antiinmigración y fuertes críticas a la política económica emanada desde Bruselas.
La victoria nacionalista en Francia, uno de los países con mayor número de inmigrantes en el mundo, fue calificada como un "terremoto", por el primer ministro, el socialista Manuel Valls, quien puso sobre sus hombros la responsabilidad de devolver la confianza en el Gobierno y ya anunció nuevas rebajas de impuestos.
Con estos resultados, la hija del histórico líder ultraderechista Jean Marie Le Pen podría ser la gestora de una gran alianza euroescéptica que reuniría a facciones similares que también lograron buenos resultados en Grecia, Reino Unido y Dinamarca, entre otros países.
El principal competidor de la política gala es el líder del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), Nigel Farage, quien envió un serio mensaje al partido Conservador del primer ministro, David Cameron.
Tras conseguir la aplastante victoria, Farage celebró en grande y dijo estar "caminado sobre la Luna", al referirse a los positivos resultados obtenidos en las elecciones. Esta soberbia molestó a Cameron, quien había evitado referirse al UKIP durante meses.
En un ataque personal contra Farage, el primer ministro 'torie' aseguró que no se siente cercano a la extrema derecha y dijo que el líder del UKIP era un "político consumado" y no "uno más", cómo él ha intentado figurar.
"Yo no estoy de acuerdo con eso. Al escucharlo en la radio y en la televisión en los últimos días, todo parece ser muy táctico. Está intentado hacer crecer sus votos en diferentes partes del país en bloques o algo así. Eso no lo acepto. Él es un político consumado, y hemos visto eso en sus gastos, en los pagos hechos a su esposa y en todo lo demás. Por eso, no acepto que él es un 'uno más del montón'", dijo Cameron en entrevista con la cadena BBC.
Estas luchas internas al interior del Reino Unido han fortalecido la imagen del UKIP y lo han puesto en el mapa mundial como uno de los frentes contrarios a la Unión Europea más relevantes del viejo continente.
A los resultados de Le Pen y Farage, se suman las votaciones logradas por el partido neonazi, Amanecer Dorado en Grecia, donde lograron el tercer lugar de las votaciones.
Pese a estos resultados, en los que los euroescépticos duplicaron su representación en el Parlamento Europeo, los primeros resultados oficiales para todo el bloque de 28 naciones mostraban que los partidos proeuropeos de centroizquierda y centroderecha mantendrán el control del Parlamento de 751 escaños, si bien experimentaron fuertes retrocesos.
El centroderechista Partido Popular Europeo, liderado por el ex primer ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker, se encaminaba a obtener 212 escaños, según resultados preliminares.
"Ganamos las elecciones", dijo Juncker a periodistas, añadiendo que su partido tiene el derecho a presidir la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE.
Los socialistas de centroizquierda habrían obtenido un segundo lugar con 185 asientos, los grupos liberales tendrían 71 representantes y los Verdes 55.
Se esperaba que los grupos euroescépticos ganaran 143 escaños y la extrema izquierda otros 45.
Fotos: Reuters