Filas en los centros sanitarios para donar sangre. Pacientes que pedían el alta para dejar espacio a los heridos más graves. Médicos y enfermeras que suspenden sus vacaciones y regresaron a sus puestos de trabajo. Psicólogos y asistentes sociales se acercaron para ayudar a las víctimas. Incluso desempleados brindaron ayuda en estos duros momentos.
El accidente ferroviario en Santiago de Compostela, que ha provocado la muerte de 80 personas, ha generado una impresionante ola de solidaridad y cooperación con las víctimas, a pesar de haberse producido durante la noche, en un día feriado y previo al inicio de la vacaciones de verano.
Poco después de conocerse el siniestro, las autoridades hicieron un llamamiento urgente para acudir a los centros hospitalarios para donar sangre. La respuesta fue tan masiva, que en apenas unas horas se había cubierto la demanda. Algunos centros, saturados, pidieron a los ciudadanos que no acudan hasta dentro de unos días, aunque se sigue necesitando sangre del grupo "0- y A-", según las autoridades. Según el Gobierno Regional, se consiguieron 800 unidades de sangre en una noche.
Los vecinos de la zona también han querido colaborar con los servicios de emergencia tratando de facilitar su tarea. Las primeras personas en llegar, que se encontraban cerca del lugar del accidente, ayudaron como pudieron a las víctimas, sacándolas directamente de los vagones y aportando mantas y agua.
Los hosteleros de Santiago también han querido aportar organizando un "banco de habitaciones" para familiares de las víctimas. Mediante su cuenta de Twitter, la Asociación de Hostelería de Compostela ha indicado que se dispone a organizar un banco de habitaciones para acoger a los allegados de heridos y fallecidos. Así, piden a los asociados y propietarios de hoteles que comuniquen la "disponibilidad" de habitaciones.
La policía ha hecho un llamado a los familiares para poder tomarles muestras de ADN que comparar con las víctimas que todavía no han podido ser identificadas.
