El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha iniciado un viaje de cuatro días por Israel, en el que evitará los asentamientos de Cisjordania, en un itinerario selectivo cargado de señales diplomáticas.
Durante la visita, que comenzará este miércoles hasta el próximo viernes, el mandatario demócrata instará a primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a que no actúe contra Irán y abra paso a un estado palestino.
Entre los actos programados, Obama presentará sus respetos en Jerusalén a la tumba de Theodor Herzl, el sionista visionario que murió hace más de cuatro décadas, antes de la fundación de Israel en 1948. Obama también verá antiguos pergaminos judíos en el principal museo israelí. Conocidos como los Manuscritos del Mar Muerto, se descubrieron en Cisjordania, un territorio hoy ocupado por los israelíes, que ven esta tierra como su derecho bíblico de nacimiento.
Estados Unidos, como muchas otras potencias mundiales, ha criticado los asentamientos judíos en Cisjordania. Obama sugirió que estaban endureciendo la hostilidad palestina hacia Israel.
La visita de Obama también incluye una reunión con el presidente palestino, Mahmud Abbas, esquivando las excavadoras israelíes, las barreras de seguridad y el despliegue militar en este territorio.
Los viajes en helicóptero limitarán la exposición de Obama a los palestinos de a pie. Enfadados por su estancado impulso estatal, manifestantes palestinos desfiguraban el lunes imágenes del presidente estadounidense en protestas callejeras.
Obama no irá al Muro de las Lamentaciones, el principal lugar de rezo del judaísmo.
Otro de los temas que tratará el Presidente de Estados Unidos en Israel será la relación del Estado judío con Irán. En su intento por atajar el controvertido programa nuclear del país islámico, Washington quiere más tiempo para sancionar a Teherán y evitar un golpe militar unilateral por parte de Israel. Pero la prolija financiación de los sistemas de misiles israelíes como la Cúpula de Hierro muestran un fuerte compromiso con la seguridad de Israel.