Con el Mundial de Brasil 2014 a la vuelta de la esquina, la presidenta, Dilma Rousseff, enfrenta una nueva crisis política, que se suma a las constantes protestas sociales contra el gasto del Estado en los próximos mega eventos deportivos que se avecinan.
Un video divulgado en la prensa, que muestra la decapitación de varios presos al interior de la cárcel, puso, una vez más en el ojo público la seguridad dentro de los centros presidiarios del país carioca.
En las imágenes, que fueron difundidas por el periódico Folha de Sao Paulo, se muestran los cadáveres de los reos que fueron decapitados y torturados por una banda enemiga al interior de la presión del estado de Maranhao.
Las impactantes imágenes fueron captadas por otros presos que, como si nada pasara, movían los cuerpos y los mostraban como trofeos.
Esta horrible situación ocurrida al interior de la cárcel motivó la reacción de las autoridades, que están acostumbradas a lidiar con problemas de inseguridad en los recintos presidiarios brasileños, donde sólo el 2013 murieron 60 reos en crímenes intramuros.
Por eso, Rousseff citó a una reunión urgente a su gabinete para analizar la crisis carcelaria en el país.
Esto, sobre todo, por la inminente llegada de decenas de delegaciones extranjeras en el marco del Mundial de Brasil 2014, evento que será la prueba de fuego que tendrá que enfrentar Dilma, para asegurar que su país está en óptimas condiciones para luego ser el anfitrión de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.
La convocatoria urgente provocó la cancelación de las vacaciones de la ministra de Derechos Humanos, Maria do Rosário Nunes, quien calificó los hechos como "una afronta a las garantías establecidas por el Estado Democrático de Derecho", según reportó la agencia Ansa.
La barbarie humana que se vive al interior de las cárceles brasileñas también fue criticada por la ONU, entidad que exigió una pronta investigación de los hechos divulgados por la prensa.