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Brasil revisa las normas de seguridad tras la tragedia

Las fiscalizaciones no se han hecho esperar luego de la muerte de 234 jóvenes en el incendio de la disco 'Kiss'.

Francisco Guerrero

Miércoles 30 de enero de 2013

La muerte de 234 personas en el incendio de una discoteca en el sur de Brasil desató el martes una ola de fiscalizaciones para evitar una nueva tragedia y mostrar que el país está haciendo los deberes con miras a la Copa Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos.

Sobrevivientes del pandemonio del domingo en la discoteca Kiss en la ciudad de Santa María relataron que el local estaba abarrotado, la ruta de evacuación mal señalizada, la única puerta bloqueada y los extintores no funcionaban.

Eso sin contar la aparente causa del incendio: una bengala encendida por una banda de músicos en abierta violación de las normas de seguridad.

"Estamos en shock", dijo a Reuters el vicealcalde de Manaus, Bosco Saraiva, tras cerrar por razones de seguridad 17 de las 27 discotecas inspeccionadas el lunes.

"No tengo dudas de que los parámetros (de seguridad) van a cambiar en Brasil", añadió desde la ciudad en el corazón de la Amazonia. "Lamentablemente la situación es grave", enfatizó.

Las autoridades revisaron en la tarde del martes el número de muertos, que subió de 231 a 234, porque al parecer algunas de las víctimas no habían sido contabilizadas.

En Santa María, una ciudad universitaria del próspero estado de Río de Grande do Sul, los familiares y amigos de las víctimas exigieron respuestas a medida que el luto daba paso a la ira por la tragedia.

Al caer la noche, unas 200 personas reunidas frente a una comisaría pidieron a gritos el procesamiento del alcalde "por omisión". Los manifestantes recordaron que el jefe del gobierno de Buenos Aires fue destituido tras un incendio similar que costó la vida a 194 personas en el 2004.

El desastre puso además a la mayor economía de América Latina frente al espejo de sus propias deficiencias y atizó el debate sobre la preparación del país para los gigantescos eventos deportivos mundiales que organizará en los próximos tres años.

La presidenta Dilma Rousseff, conmocionada tras visitar el lugar del incendio, fue clarísima en una reunión el lunes con varios alcaldes: "Delante de esta tragedia tenemos el deber de asumir el compromiso y asegurar que jamás se repetirá".

El alcalde de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil con una vibrante escena nocturna, ordenó revisar las normas de seguridad para grandes concentraciones de público y convocó a una reunión con empresarios del espectáculo.

La prensa reportó esfuerzos similares de fiscalización en otras grandes ciudades como Brasilia, Cuiabá, Fortaleza y Porto Alegre, todas ellas sedes de la próxima Copa Mundial igual que Manaus y Sao Paulo.

Gilberto Carvalho, un influyente asesor de Rousseff, dijo que la tragedia de Santa María podría llevar a la aprobación de nuevas leyes de seguridad.

"Pero la cuestión es sobre todo una fiscalización rigurosa", añadió a periodistas en Brasilia. "No es posible que un local esté funcionando con el permiso vencido. No podemos admitir más eso", expresó.

Según funcionarios, el permiso de operación de la discoteca Kiss estaba vencido desde hacía meses y sus propietarios estaban tramitando su renovación.

Denuncias por Twitter

Los brasileños no se cruzaron de brazos y tomaron la fiscalización por cuenta propia.

El diario O Estado de S. Paulo invitó por ejemplo a sus lectores a trazar un "mapa de las discos inseguras" a través de las redes sociales.

"Coloque fotos (...) de la discoteca que considera insegura, con hashtag #baladainsegura, informando el nombre, dirección y los problemas que vio", escribió Eduardo Araujo en Twitter.

La policía detuvo el lunes a dos propietarios de la disco Kiss y a dos miembros de la banda Gurizada Fandangueira. No fueron presentados cargos, pero los bienes de los empresarios fueron bloqueados.

Sobrevivientes dijeron que el aislamiento acústico del techo del local se inflamó después de que uno de los músicos encendió una bengala durante el espectáculo.

Aunque la banda sostiene que el fuego comenzó a raíz de un cortocircuito, la policía dijo el martes que localizó la tienda donde los músicos compraron la bengala.

La tragedia de la discoteca fue al parecer producto de una cadena de omisiones. Los bomberos dijeron que en la madrugada del incendio el local con capacidad para 691 personas tenía más de 1.000.

La única salida no estaba señalizada y además fue momentáneamente bloqueada por los guardias de seguridad que temían que la gente escapara sin pagar.

Testigos dijeron que los extintores no funcionaban y funcionarios del local intentaron apagar el fuego arrojando vasos con agua.

"Ya se observa un brote de actividad normativa y fiscalizadora entre los alcaldes de otras localidades", dijo el diario Folha de S. Paulo en un editorial. "Que no se agote en el oportunismo inconsecuente de siempre", añadió.

Folha dijo que Brasil debe unificar sus normas de seguridad, que actualmente superponen reglas de los bomberos y de las autoridades municipales.

Según el propietario de varios locales nocturnos en Sao Paulo, los permisos son complejos de obtener y los trámites acaban siendo monopolizados por intermediarios que cobran comisiones ilegales por "facilitar" el proceso.

"Las inspecciones en este país son un chiste", dijo el empresario a Reuters a condición de no ser identificado. "Va a haber un cambio. Tiene que haberlo", insistió.

[Agencia Reuters]