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Breivik reclama por trato en la cárcel de Noruega

El extremista reclama por supuesto "trato denigrante" en el que no se le han facilitado ofertas de activación, socialización y recreación.

Nadia Iturriaga

Jueves 8 de noviembre de 2012

Por considerar que el trato recibido en la cárcel transgrede sus derechos humanos, el ultraderechista Anders Behring Breivik, condenado por el doble atentado ocurrido en Noruega el año pasado en el que resultaron 77 personas muertas, envió una carta de protesta a las autoridades penitenciarias de esa nación.

Si bien, Breivik ya no está aislado, es el único recluso que permanece en un régimen de alta seguridad del penal de Ila, ubicado al oeste de Oslo. Ya lleva quince meses apartado del resto y el único contacto que tiene con sus carceleros dura unos minutos, pasando solo la mayor parte del tiempo.

Según informó el diario VG, el prisionero manifiesta en su misiva que su aislamiento supone una violación de las leyes noruegas, además de la Convención Europea de Derechos Humanos y la Convención contra la Tortura de la ONU.

La carta dirigida a las autoridades fue enviada hace unas semanas, asegura Tord Jordet, uno de los abogados de Breivik, y en ella el extremista noruego de 33 años también expresaría que su correspondencia ha sido limitada desde hace meses por lo que acusa de una "privación de su libertad de expresión" debido a la distancia generada con sus seguidores.

La dirección del centro penitenciario por su parte, ha decidido omitir comentarios respecto a las quejas de Breivik mientras que el caso es tratado por las autoridades.

Anders Behring Breivik fue sentenciado a 21 años de prisión prorrogables por un tribunal de Oslo el pasado 24 de agosto dado que fue descartado el padecimiento de una enfermedad mental, considerándolo  responsable de los atentados correspondientes al estallido de una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo que obtuvo un saldo de ocho fallecidos, y de la matanza en un campamento de las Juventudes Laboristas en la Isla de Utoya, donde se registraron otras 69 víctimas fatales.