A menos de una semana del devastador paso del tifón Haiyán por las provincias centrales de Filipinas, organismos gubernamentales y religiosos iniciaron la excavación de fosas comunes para los más de mil cadáveres que dejó fenómeno climático.
Según reportaron medios de prensa local, ya han sido enterrados 150 cuerpos no identificados en tumbas compartidas.
Debido a la gran cantidad de muertos que dejó el tifón Haiyán, las autoridades han decidido iniciar las sepultaciones para evitar los malos olores y las enfermedades que pueden provocar la descomposición de los cadáveres.
Si bien las familias de los desaparecidos visitan a diarios las improvisadas morgues, aún hay quienes no han sido encontrados, por lo que se cree que hay cientos de cuerpos enterrados entre los escombros.
Los equipos de sanidad, temen, además, que los cuerpos contaminen las pocas fuentes de agua potable que existen en estos momentos en las zonas desbastadas.
El último informe oficial cifró en 1.833 los fallecidos, sin embargo, las autoridades creen que el número de muertos aumentará con los días.