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Con vigilancia especial: Relatan cómo son los días en la cárcel de la 'madrastra asesina' de España

Ana Julia Quezada, quien confesó haber matado al hijo de su pareja, es controlada por una argentina que cumple condena por asesinar a su marido.

24Horas.cl TVN

Lunes 19 de marzo de 2018

Ana Julia Quezada, la mujer de República Dominicana que confesó haber matado al hijo de su pareja, se encuentra actualmente en prisión preventiva y bajo estrictas medidas de seguridad, entre ellas la vigilancia por parte de otra presa para que no se suicide.

La desaparición de Gabriel Cruz conmovió a todo España y tras 12 días de intensa búsqueda fue descubierto el cuerpo del menor de 8 años en la maleta de auto de Ana Julia, novia del padre de Gabriel, que luego admitió que lo había habría golpeado, asfixiado y enterrado.

 

Con la confesión de este horrible crimen, salió a la luz el extraño caso de la muerte de una de las hijas de Quezada, que falleció en 1996, cuando la niña cayó por una ventana, muerte que fue calificada como accidental, pero que ha provocado la condena de una opinión pública que ha exigido incluso que se reabra ese caso, motivo que ha llevado a las autoridades a pensar que Ana Julia podría quitarse la vida.

 

Quezada está en la prisión de Almería, llamada el Acebuche, donde le habrían recetado ansiolíticos y la mantienen separada del resto de la población penal, además de haberle asignado una "presa sombra" que la controla permanentemente como parte de un protocolo antisuicidios.

Según reveló el sitio El Español, la mujer que debe controlar a Ana Julia sería una mujer argentina de 46 años, cuyo nombre no ha sido revelado y que se encuentra en el penal desde hace 10 años condenada por matar a su marido.

La mujer se habría ofrecido voluntariamente para cumplir esta delicada labor, por la cual aseguran recibirá beneficios penitenciarios.

Las dos 'compañeras' comparten una celda individual donde pasan alrededor de 20 horas al día, tienen tres horas para salir al patio del recinto, donde deben permanecer juntas, y una hora para comer. Todas estas salidas son agendadas en un horario distinto al resto de las reclusas.