A sus 78 años el italiano Tarcisio Bertone sigue siendo el cardenal con más responsabilidad en el Vaticano.
El nombre del secretario de Estado del Estado pontificio aparece en la lista de posibles "papables", aunque con menos fuerza que otros como Peter Tukson de Ghana o su compatriota Angelo Scola.
Bertone ocupa una posición clave dentro de la Iglesia ya que es el encargado de manejar las funciones diplomáticas y políticas de la Santa Sede.
Y ahora, tras concretarse la renuncia del Papa Benedicto XVI, comenzó a ejercer como "Carmalengo", que en circunstancias habituales es el encargado de acompañar al Papa en su lecho de muerte y comunicar a las autoridades respecto del fallecimiento del Sumo Pontífice. En el caso de esta renuncia papal, Bertone fue quien cerró el escritorio y la habitación que utilizó Benedicto XVI mientras fue Sumo Pontífice.
También fue uno de los pocos que conoció con anterioridad la intención de Ratzinger de renunciar.
Ahora Bertone es el encargado de organizar el cónclave de cardenales y tiene, entre otras funciones, la responsabilidad de destruir los símbolos papales que utilizó Benedicto XVI, tales como el sello y el anillo de su pontificado. Eso, para evitar falsificaciones.
En su carrera sacerdotal en la primera línea de la Iglesia Católica, Bertone ha sido vinculado a fuertes pugnas de poder.
Supuestamente, el hecho de ser secretario de Estado que no pertenece a la elite curial y que proviene de una orden religiosa causa resquemores en grupos al interior del Vaticano.
Pero el apoyo de Joseph Ratzinger fue siempre infalible y ahora Bertone queda en una posición de privilegio como supervisor en la elección del nuevo Papa.
Bertone tiene una especialización en Derecho Canónico, es profesor de Teología Moral en la Universidad Pontificia Salesiana y es conocido por su interés en materias de formación de jóvenes.