Salió de Portsmouth, en el sur de Inglaterra, el pasado 4 de abril entre lágrimas y despedidas de amigos y familiares. La tripulación del HMS Dauntless sigue hoy camino a las Islas Malvinas o Falklands en el navío de guerra de tres mil toneladas.
Este destructor tipo 45 posee dos radares en su casco y lleva a 200 personas en su interior. Su diseño es parte de las lecciones aprendidas tras la guerra sostenida con Argentina en 1982, cuando los aviones trasandinos hundieron media docena de barcos británicos.
En un escenario adverso, el Dauntless podría disparar 48 misiles en sólo dos segundos, además de poseer un cañón calibre 4,5 y un helicóptero que lo protege de ataques submarinos.
Precisamente cuando la tensión entre ambos países aumenta, tras las diversas peticiones de la presidenta Cristina Fernández por recuperar la soberanía en las islas Malvinas, el HMS Dauntless fue captado por las cámaras de la BBC en el primer viaje de un barco de esas características hacia la zona en disputa.
Gran parte de la actual tripulación no había nacido para la guerra, aunque hay varios veteranos del conflicto. EL ingeniero de armamento Steve Collins dijo a BBC que espera visitar los memoriales en las islas, mientras que Gary Morris, otro oficial, dice que el viaje del Dauntless no debe ser considerado una "provocación" contra Argentina.
Durante el viaje, el barco también ayudó a naciones de la costa occidental de África con entrenamiento para combatir el crimen marítimo, como piratería, pesca ilegal, entre otros.
Pese a que han asegurado que la visita del Dauntless en las islas Malvinas es sólo una acción rutinaria de la Armada británica, existen dudas sobre los lugares donde la embarcación podrá atracar durante su regreso a casa, puesto que varios países sudamericanos han apoyado la petición argentina.
El pasado 2 de abril se cumplieron 30 años del enfrentamiento por las islas, que duró 74 días y dejó más de 900 muertos.