Estados Unidos comienza la segunda semana de paralización del Gobierno, todavía sin ver la luz al final del túnel, mientras que se avecina un nuevo problema para la administración de Barack Obama.
El país se enfrenta a la fecha límite del 17 de octubre para aumentar el poder de endeudamiento del país o arriesgar una cesación de pagos. Estados Unidos no podría hacer frente a sus facturas y a su deuda.
Este fin de semana, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, instó al Congreso a aprobar el incremento en el techo de deuda y calificó de "peligroso e irresponsable" que el Gobierno quede sin la capacidad de pagar sus cuentas. Para ello los legisladores deben subir el techo de endeudamiento, que actualmente está en poco más de 16.7 billones de dólares.
El Departamento del Tesoro ha advertido que una suspensión de pagos tendrá "efectos catastróficos" sobre el país y podría derivar en una crisis económica "igual o peor" que la desatada en 2008.
El incumplimiento del pago de la deuda "no tendría precedentes" y podría tener consecuencias tales como la congelación del flujo de crédito, la caída en picada del valor del dólar y el alza apurada de las tasas de interés.
China y Japón son los dos mayores acreedores extranjeros de Estados Unidos, seguidos por "centros bancarios del Caribe", los exportadores de petróleo, Brasil, Suiza, Bélgica, el Reino Unido, Luxemburgo y Rusia.
Un enfrentamiento previo similar, en agosto de 2011, terminó con un acuerdo de última hora, ante las advertencias de catástrofe económica para el país.
Los republicanos más conservadores en la Cámara baja, los representantes del "Tea Party", se han resistido a financiar al Gobierno para el actual año fiscal hasta que consigan algunas concesiones de Obama que retrasen o resten fondos a su reforma al sistema de salud.
El presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, el republicano John Boehner, ha asegurado este domingo que "de ningún modo" los republicanos acordarán una medida que aumente el techo de endeudamiento del país a menos que incluya condiciones para controlar el gasto público.
Mientras continúa la incertidumbre sobre las negociaciones en el Congreso por el techo de deuda, nadie sabe a ciencia cierta que pasaría de no llegar a un acuerdo. El Tesoro de Estados Unidos dejaría de pagar sus cuentas, elevando el temor a una recesión económica peor que la que afectó al mundo en 2008.