Miles de manos voluntarias han llegado a México para ayudar. Hay brigadas coreanas, japonesas, inglesas, israelitas y por supuesto, también de Chile.
Se trata de los topos chilenos, una agrupación de hombres y mujeres que son capaces de penetrar y llegar a lugares inexpugnables para poder constatar vida y en lo posible, ver si existen sobrevivientes.
Este jueves se cumplieron las primeras doce horas de trabajo de este grupo. Traspasadas 24 horas después de su llegada, estos voluntarios siguen con las labores. Quien ha sido testigo del arduo trabajo de estos chilenos es Pablo Aguirre, un mexicano que desde el día del terremoto no se ha movido del frontis del edificio donde vivía con su esposa, quien está desaparecida.
"Algo dentro de mí me decía 'mi esposa, mi esposa...'. Sabía yo que algo le estaba ocurriendo", cuenta visiblemente afectado a las cámaras de TVN. Pese a que aún no hay rastros de la mujer, tiene aún la esperanza de que ella esté bien.
"Todos los que están aquí invokucrados dicen que van en busca de personas vivas, y aseguran que las van a encontrar", son las palabras que le dijo uno de los rescatistas, y de las cuales se aferra para no perder la fe.