Dos aviones Boeing 747 con más de mil pasajeros cada uno estuvieron a punto de colisionar.
El hecho ocurrió sobre los cielos de Escocia, precisamente a 30 kilómetros al norte de Glasgow.
El accidente fue evitado gracias a que un controlador de tránsito aéreo descubrió que se estaban moviendo muy cerca en el radar e intento alertarlos, situación que se complicó pero finalmente no terminó en una tragedia.
El controlador, al darse cuenta de la situación, ordenó a los pilotos que girarán a lados contrarios, uno a la izquierda y otro a la derecha, para separarlos lo más posible. Sin embargo, los dos pilotos equivocaron las ordenes y giraron hacia el lado contrario, acercándose más aun.
Cuando el controlador descubrió que estaban muy cerca, los aviones estaban a 10 kilómetros de distancia; luego, cuando equivocaron las maniobras estuvieron a solo 3 kilómetros de distancia.
El accidente "milagrosamente" fue evitado debido a que los pilotos divisaron el otro avión, pasando a sólo 100 pies de distancia, unos 30 metros por encima del otro aeroplano.
El incidente ocurrió el 24 de junio de 2013, pero solo hace muy poco el hecho salio a luz pública en un reporte de la junta Airprox Reino Unido, que examina los espacios aéreos británicos.
Según estableció el informe del hecho, es evidente que los pilotos tomaron las instrucciones del "otro", aunque es difícil determinar qué habría ocurrido. A su vez, establecieron que lo más probable es que la información rutinaria del momento se confundió debido a la maniobra "evasiva e instintiva".