La Florida Gun Shows -que organiza cerca de cinco exposiciones mensuales en las principales ciudades de este estado- abrió este sábado en las afueras de Miami.
"Es estupendo hablar de legislación, siempre que no infrinja nuestros derechos", dice George Fernández, portavoz del Florida Gun Show, en defensa de la segunda enmienda.
Unos 140 expositores despliegan armas y parafernalia en mesones a menudo decorados con cabezas de caimanes disecadas.
Un hombre expone cuchillos artesanales hechos con huesos de jirafa. Una mujer presenta un pulidor de armas biodegradable. Un vendedor de armas de electroshock de efecto pralizante discurre sobre las ventajas de la electricidad: "No necesitas hacer el papeleo, ya mismo te la puedes llevar".
La cola para entrar es larga, el estacionamiento está atiborrado y la feria es todo un éxito. El público es mayoritariamente masculino, algunos con sus hijos pequeños de la mano.
Mientras tanto, los estudiantes protestan contra la venta de armas un poco más al norte, en Fort Lauderdale. Con carteles que dicen "basta significa basta", exigen a la clase política que aborde un tema que se levanta como polvo tras cada masacre y se adormece, silenciosamente, días después.
"Si el presidente (Donald Trump) quiere venir y decirme en la cara que esto fue una tragedia terrible pero que no se puede hacer nada al respecto, con mucho gusto le preguntaré cuánto dinero recibió de la NRA", dijo Emma González, una joven sobreviviente de Parkland.