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Guerra en el este de Ucrania cumple tres años sin perspectivas de paz

Conflicto que involucra a la ex república soviética y Rusia, que anexó la península ucraniana de Crimea, cobró la vida de más de 10 mil personas.

Agencia AFP

Jueves 13 de abril de 2017

Ucrania entra el jueves en su cuarto año de guerra con el este prorruso del país, una crisis que, pese a varios acuerdos de paz y treguas sucesivas, se ha ido enfangando hasta convertirse en un conflicto sin perspectivas de paz en el horizonte.

Desde abril de 2014, el enfrentamiento armado ha dejado más de 10 mil muertos, un balance de víctimas que nadie en Ucrania habría podido imaginar cuando el levantamiento proeuropeo de Maidan desembocó en la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukóvich.

Justo después de la caída del mandatario, Kiev asistió impotente a la anexión por parte de Rusia de la península ucraniana de Crimea, y después, a la toma de control a principios de abril por parte de manifestantes prorrusos de edificios oficiales en Donetsk y Lugansk, en el este del país. 

 

Esos manifestantes que se oponían a las nuevas autoridades proeuropeas cedieron su lugar con rapidez a milicias separatistas. Kiev lanzó el 13 de abril una "operación antiterrorista" para retomar el control de las zonas rebeldes.

Rusia, que siempre ha desmentido cualquier tipo de injerencia, afirma que se trata de un conflicto interno en Ucrania. Tan solo reconoce que hay "voluntarios" rusos que combaten junto a los rebeldes ucranianos contra el nuevo gobierno.

Este conflicto, el único en curso en el continente europeo, ha provocado una gran crisis entre Rusia y Ucrania, dos países históricamente "hermanos", pero también una nueva Guerra Fría entre Moscú y Occidente.

Sin solución política

El día después de su elección en mayo de 2014, el presidente ucraniano Petro Poroshenko prometió que la reconquista del este del país no duraría "más de dos o tres meses", incluso "horas".

Pero tres años de conflicto han puesto de relieve la incapacidad de Kiev para reconquistar los territorios controlados por los separatistas. El ejército ucraniano, mal equipado y mal preparado, ha vivido duras derrotas tras los éxitos iniciales.

En agosto de 2014, cerca de 360 de sus soldados murieron en Ilovaisk. En enero de 2015, tras nueve meses de combates encarnecidos, el aeropuerto de Donetsk pasó bajo control rebelde, y en febrero del mismo año, el estratégico nudo ferroviario de Debaltsevé.

En el frente diplomático, Kiev y los separatistas firmaron en 2014 en Minsk, con participación de Rusia y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), un acuerdo que trazaba la hoja de ruta para la resolución política del conflicto.

En febrero de 2015, el pacto fue reafirmado por Kiev y los rebeldes tras una mediación franco-alemana y el respaldo del presidente Vladimir Putin. "Minsk 2" permitió el inicio de varios alto el fuego, pero una y otra vez fueron violados en toda la línea de frente y dejando de facto el acuerdo en suspenso.

Aunque varias treguas acordadas en 2016 permitieron reducir considerablemente la violencia, repuntes de violencia han seguido aumentando el balance de víctimas en el conflicto. El último, ocurrido en febrero, dejó una treintena de muertos en Avdivka, ciudad industrial bajo control de Kiev.

Crisis económica

Más allá del inmenso coste humano, el conflicto ha hundido a Ucrania en una profunda crisis económica. Ya en una situación delicada antes del levantamiento de Maidan, la economía ucraniana recibe un fuerte apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que le concedió en 2015 un plan de ayuda por valor de 17.500 millones de dólares.

En recesión desde hace dos años, socavada por la corrupción, la economía del país se enfrenta al mismo tiempo a las consecuencias del bloqueo de intercambios comerciales con el este, incluido una materia estratégica como es el carbón.

El bloqueo, decidido en marzo por Petro Poroshenko, "no facilita la tarea al este, en caso de que quiera volver a formar parte de Ucrania", dice a la AFP un diplomático occidental bajo cobertura de anonimato. 

Y Rusia tampoco cambiará su postura ante Ucrania, donde pretende conservar su influencia de antaño, estiman los expertos.