Era maestro de yihadistas y reclutador de radicales. Pero las enseñanzas a su alumnos sobre cómo llevar a cabo un atentado no tuvieron el final esperado. Murieron mientras recibían una clase para aprender a matar.
Un extremista y profesor de terroristas islámicos detonó el pasado lunes sin querer la carga explosiva instalada en un auto que estaba usando junto a sus alumnos, cuando realizaban unas prácticas para demostrar cómo realizar ataques suicidas. La explosión acabó con la vida de 21 aspirantes a terroristas y con la del profesor, mientras impartía la macabra lección.
El accidente tuvo lugar a 100 kilómetros al norte de Bagdad, en un campo de entrenamiento de "kamikazes" del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Se trata de un grupo extremista, rechazado incluso por Al Qaeda por su violencia contra los propios musulmanes, que reúne a miles de yihadistas de numerosos países y que opera en Irak y Siria. Precisamente en aquel país, se cree que este grupo terrorista es el responsable de mantener secuestrados a una veintena de periodistas.
Al oír la explosión, las autoridades acudieron al lugar, donde además de los cuerpos de las víctimas encontraron a 22 supervivientes heridos, que fueron inmediatamente arrestados. La policía encontró cinturones de explosivos y al menos siete autos listos para estallar, conocidos por sus siglas inglesas VBIED.
Fuerzas de inteligencia de EE.UU. creen que el ISIS tiene reclutados a cerca de 2.000 combatientes en Irak. Su letalidad es realmente elevada. Combinados con ofensivas usando armas, cohetes y otros artefactos explosivos, el montante de asesinados a manos del ISIS en 2013 subió a 9.000. Sólo en el mes de enero pasado, mil personas fallecieron por atentados del ISIS.
Desde principios de enero pasado, este grupo se ha hecho con el control de algunos distritos de Faluya y Ramadi, dos localidades al oeste de Bagdad de mayoría musulmana suní.