Este próximo viernes, 14 de junio, se celebrarán en Irán elecciones presidenciales y a consejos municipales.
Unos comicios en los que elegirá sucesor para Mahmud Ahmadineyad, el actual presidente que, quien tras dos mandatos consecutivos no tiene permitido presentarse nuevamente como candidato. Ahmadineyad deja el cargo enfrentado con los poderes islámicos del país.
Aunque en Irán las encuestas electorales están prohibidas, por lo que no es fácil saber quién aventaja a quién en las preferencias de los votantes, existe un claro favorito entre los candidatos oficiales, de siete en total que acuden a la elección, todos ellos de corte ultraconservador.
Se trata del vicepresidente y responsable del programa nuclear iraní, y el ex ministro de asuntos exteriores, Said Jalili, quien, además es asesor personal y protegido del líder máximo del país, el ayatolá Alí Jamenei.
Las elecciones también estarán marcadas por el rechazo a los candidatos moderados o reformistas, a los que las autoridades religiosas no han dado el visto bueno para presentarse, en lo que se supone será un regreso al régimen más conservador de los ayatolás.
Con la retirada del ex presidente de la Asamblea Consultiva Islámica, Qolam Ali Hadad Adel, la contienda electoral se dará entre siete candidatos, que son el alcalde de Teherán, Mohamad Baqer Qalibaf; Mohamad Qarazi, ex ministro de Telecomunicaciones; Ali Akbar Velayati, ex canciller; Mohamad Reza Aref, ex primer vicepresidente; Mohsen Rezai, secretario del Consejo del Discernimiento del Sistema; y Hasan Rohani, director del Centro de Estudios Estratégicos del Consejo del Discernimiento del Sistema, además del favorito Jalili.
Estados Unidos y Francia ya han denunciado la "falta de transparencia" del proceso de selección por parte del Consejo de los Guardianes de la Revolución de los candidatos, entre los que hay cinco bastante cercanos al guía supremo Jamenei.
En Irán prevén que Jalili será el próximo presidente, aunque ven al regidor capitalino como otro de los favoritos.
Enfrentada a las potencias occidentales, el confuso programa nuclear también marcará estas elecciones. El veto del Consejo de Guardianes, que impidió las candidaturas reformistas, que abogaban por un diálogo mayor con occidente, allana el terreno para continuar con los programas de enriquecimiento de uranio.
Este nuevo giro hacia el conservadurismo ha llevado a la apatía a muchos iraníes, que no ven diferencias relevantes entre los candidatos. Algunos grupos activistas y liberales iraníes planean boicotear las elecciones, ante el aumento de la represión y el rechazo a los candidatos más moderados.
Irán se rige por un régimen teocrático, comandado por el Consejo de Guardianes, una institución con gran influencia política y social integrado por doce miembros, de los cuales, la mitad, están designados por Jamenei. Él es la máxima autoridad política y religiosa de Irán y controla las fuerzas armadas. El Consejo de Guardianes es el encargado de revisar que las leyes no contradigan el espíritu de la revolución islámica.