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Mujer reclutada cuando niña por las FARC: "Me obligaron a asesinar a mi mejor amiga"

La amiga de la protagonista había dado a luz en la selva y decidió arrancar de la guerrilla. Tres meses después fue encontrada y el comandante la obligó a quitarle la vida para dar una señal de orden y autoridad a la escuadra.

Camilo Bravo

Viernes 13 de febrero de 2015

"María no quería abortar, pero sabía que en la guerrilla no tenía otra alternativa, así que decidió escaparse. Tuvo el bebé, pero no pasaron más de tres meses hasta que la encontraron. En un consejo de guerra, con 25 guerrilleros votando, la condenaron a la muerte".

Esta es parte del testimonio que recoge el diario El Tiempo de Colombia con la historia de una mujer de 26 años que cuando niña fue reclutada por las FARC.

El periódico llama Adriana —cuida la verdadera identidad— a la protagonista del relato que ha dado vuelta al mundo. Y es que la mujer vivió nueve años contra su voluntad, pese a que su captura fue ocasional.

En un comienzo el objetivo era su hermano, pero sufría de epilepsia por lo que optaron por dejarlo en casa. Adriana tuvo que empacar un poco de ropa y sin mayor despedida partió una larga caminata de cuatro días hasta llegar a un lugar desconocido en medio de la selva.

Su primera labor fue socavar huecos cuyo uso sería una letrina. Luego cavó las trincheras para la guerrilla y finalmente tuvo que cargar leña.

En ese entonces era una menor de siete años que vivió una larga preparación y que sólo comenzó a utilizar traje de combate a los 12, ya que el cargo militar le quedaba muy grande.

 

“Aprendí a manejar el fusil y varios tipos de armas. Tuve que estar en muchos enfrentamientos, vi morir a muchos compañeros, pero yo siempre sobreviví”, dice al medio colombiano la mujer que hoy estudia Medicina y que por sus buenas calificaciones ha sido becada en el cincuenta por ciento de su carrera.

Su primera batalla fue traumática, pero con el correr del tiempo se fue adaptando a tal punto de no extrañar a sus familiares. Adriana en las FARC a la vez asumía un nuevo rol: debía reclutar niños para que se sumaran a la causa.

“El comandante del frente me dijo que me gustara o no tenía que hacerlo. Lo volví a hacer unas cinco veces más. Ya no pensaba tanto. Solo iba y los sacaba de su casa”, asegura. Pero el hecho que marcó su vida fue en plena fila cuando tuvo que acabar con la vida de su mejor amiga.

María —es un nombre ficticio— quedó embarazada y no quiso abortar. La mujer ya con el niño con vida arrancó del lugar, pero unas semanas después fue atrapada, siendo ella protagonista de las siguientes líneas.

"Tuve que matarla y fue algo que me dolió muchísimo. Después de eso no volví a ser la misma y ya nada en la guerrilla fue igual”, reconoció.

El severo castigo fue para María, su bebé y de paso para Adriana, quien no tuvo otra alternativa ya que el comandante de la guerrilla quería dar una señal de orden y autoridad a la escuadra.

El sentido de culpa afectó severamente a la protagonista quien no volvió a ser nunca más la misma persona. A los 16 años logró ser rescatada y por su edad pasó a un correccional donde le comenzó a cambiar la vida.

Un sacerdote la ayudó a superar su involuntario oscuro pasado y le enseñó a leer, escribir y la inscribió en cursos de panadería. A los 20 comenzó a vivir como cualquier ciudadano, aunque tuvo un conflicto no menor: ya no reconocía a su madre, padre, ni hermanos. Por esta razón tuvo que recibir ayuda sicológica.

Hoy la joven es una destacada estudiante de medicina y deja atrás su pasado sin olvidar nunca la importancia del día a día: “Todos los días aprendo algo nuevo. Me gusta la medicina, no me molesta el trasnocho. Algunos se quejan, dicen que es muy pesado, que hay muchos libros, que la carrera es muy larga. Yo, que viví tantas cosas en mi vida, ya no podría quejarme. Esta es una oportunidad única y maravillosa”.