Un nuevo acto de solidaridad y amor demostró este miércoles el Papa Francisco, al acoger en su regazo a un hombre que padece neurofibromatosis, una enfermedad neuronal que produce tumores en la piel y deformidades en los huesos.
El hecho ocurrió al término de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, momento en que el Pontífice divisó al hombre entre los feligreses y se acercó a él para sostener su cabeza entre sus manos durante varios minutos y bendecirlo.
Las deformaciones en la piel que produce esta patalogía, que no es contagiosa y tiene origen genético, provocan que quienes padecen la enfermedad sean discriminados por su apariencia.
La neurofibromatosis puede ocasionar parálisis, problemas de visión, sordera, retardo mental, migrañas e incluso cáncer, y su tratamiento es muy complicado.