Una fuerte crítica a la esclavitud laboral realizó el Papa Francisco, durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En dicha instancia, el Sumo Pontífice manifestó que "no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino señores. Sin embargo, vemos que hay millones de hombres, de mujeres y también de niños que son esclavos del trabajo. Son explotados, esclavos del trabajo. Esto va en contra de Dios y en contra de la dignidad humana".
Agregó que en la sociedad actual "el afán de riqueza" pone "en riesgo los ritmos de las vidas humanas", enfatizando que el ser humano tiene derecho a un período de "fiesta" para "contemplar los frutos del trabajo bien hecho".
"Dios nos enseña que festejar no es dejarse vencer por la pereza, sino volver la mirada al fruto de nuestros esfuerzos con gratitud y benevolencia", dijo.
Sin embargo, estas "fiesta" no se deben enfocar en el "consumo y desenfreno", sino que es un tiempo para "volver la mirada hacia los hijos o los nietos que están creciendo y pensar qué bonito que Dios lo haya hecho posible".
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