El Mundial promete ser una fiesta a nivel global, pero hay muchos en Brasil que no piensan lo mismo.
Más allá de las constantes protestas existentes en el país debido a los altos gastos que el Gobierno ha hecho en la organización del evento, también se han tomado medidas que afectan directamente a los sectores más vulnerables de la población.
Esto es lo que ocurrió en Sao Paulo, donde la policía desalojó a cerca de 500 familias que vivían en las cercanías del Arena do Corinthians, uno de los recintos que albergará el certamen que comenzará el próximo 12 de junio.
Se estima que 1200 personas fueron despojadas de sus casas -las cuales fueron destruidas- de forma preventiva, con el fin de evitar problemas durante el torneo y, de alguna manera, ocultar la extrema pobreza que se vive en algunos sectores del país.