Cientos de jóvenes celebraban en la Ciudad de México una fiesta "pagada" por simpatizantes del republicano Donald Trump, a quienes fueron vendidas en Los Angeles camisetas con un mensaje a favor del millonario pero que cambiaba a uno en su contra al contacto con el calor corporal.
La fiesta es el resultado de una campaña publicitaria de la cervecera mexicana Cucapá, que vendió cientos de camisetas durante un mes en varias ciudades de California y que hizo mofa de la intención de Trump de que los mexicanos paguen un muro en la frontera con Estados Unidos en caso de que gane las elecciones presidenciales del 8 de noviembre.
"Donald quiere que paguemos el muro, nosotros que pague las chelas (cervezas)", rezaba el eslogan de la campaña. Las camisetas, con valor de entre cinco y siete dólares, cambiaban su mensaje: "I support Donald" (yo apoyo a Donald) a "Donald el que lo lea" junto una imagen del candidato con nariz de payaso.
El millonario, quien enfrenta en la carrera a la Casa Blanca a la demócrata Hillary Clinton, ha usado una retórica agresiva y racista contra México, al que se ha referido como una cuna de traficantes de drogas, de "roba trabajos" y violadores.
"Es extraordinario que podamos tener una fiesta pagada por Donald Trump", dijo Leticia Villanueva, de 54 años, en la fiesta en un céntrico barrio de la capital mexicana, sosteniendo un vaso de cerveza.
"Yo tengo familiares en Estados Unidos y los mexicanos son gente trabajadora que han hecho triunfar a Estados Unidos", añadió.
La posibilidad de que Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos, principal socio comercial de México, ha provocado una fuerte depreciación del peso mexicano y el gobernador del banco central, Agustín Carstens, ha dicho que una victoria del republicano sería un "huracán" para el país.
"Yo les pido a mis paisanos que voten por Hillary, no les conviene que gane Trump. Estados Unidos no necesita un presidente así", dijo José Ramón Treviño, de 28 años.
Una reunión a finales de agosto entre Trump y el presidente Enrique Peña en la Ciudad de México despertó airadas quejas contra el mandatario mexicano y la renuncia de su entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, involucrado en la visita.