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Salvados manuscritos milenarios en Tombuctú

Sacaron los pergaminos de la biblioteca antes de que islamistas le prendieran fuego.

24horas.cl Tvn

Viernes 1 de febrero de 2013

Dentro del panorama de destrucción que los islamistas dejaron en Tombuctú, nos hemos topado con una pequeña historia de un par de héroes que se jugaron la vida por salvar parte del patrimonio histórico de la ciudad.

Gracias a un bibliotecario y un anciano guardia de seguridad, miles de manuscritos antiquísimos fueron salvados de la destrucción. Abdoulaye Cissé y Abba Alhadi, lograron sacar miles de documentos y ponerlos a salvo, antes de que los rebeldes prendieran fuego a su biblioteca.

Cissé es profesor de Historia y director en funciones del Instituto Ahmed Baba de Tombuctú de Altos Estudios e Investigación Islámica, explicó en The Wall Street Jorunal cómo salvaron de la quema los documentos.

“Sabía que lo que teníamos aquí estaba amenazado, así que dije que teníamos que sacarlo fuera”.

Para sacar los pergaminos de la ciudad utilizaron carros tirados por burros, con los que se dirigieron al río Níger. Para ocultar los manuscritos en los carros, utilizaron sacos vacíos de grano. Una vez llegaron al río, trasladaron los pergaminos a botes y tomaron rumbo a la primera ciudad en el sur en manos del Gobierno de Mali, Mopti. El proceso les llevó dos noches en las que trabajaron casi en la más absoluta oscuridad y clandestinidad.

Desde Mopti, los documentos fueron trasladados más tarde a Bamako, para ponerlos a salvo en la Universidad de la ciudad.

Cissé y el guardia de seguridad salvaron casi 28.000 documentos que había en su biblioteca.

Antes de huir de Tombuctú por la presión de las fuerzas francesas, los rebeldes, ligados a Al Qaeda, entraron en la biblioteca, pero sólo pudieron destrozar el mobiliario y unos pocos centenares de documentos, precisamente los que estaban digitalizados.

Otros muchos pergaminos también se salvaron de la destrucción, al quedar resguardados en bibliotecas particulares de los habitantes de Tombuctú. Escondidos en los sitios más recónditos, desde cajas de café, a las paredes de las casas, se ha evitado la quema de valiosísimos documentos históricos.