Los niños norcoreanos sufren menos retraso de crecimiento -un problema ligado a una desnutrición crónica- que hace unos años, aunque uno de cada cinco menores del país siguen estando afectados, anunció este miércoles Unicef.
Este es el resultado de una encuesta realizada por la Oficina Central de Estadísticas del gobierno norcoreano con el apoyo técnico del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) a 8.500 hogares en 2017.
Según este informe, la tasa nacional de retraso de crecimiento no ha dejado de disminuir en los últimos años en Corea del Norte: pasó de 32,4% en 2009 a 28% en 2012 y 19% en 2017.
Estos nuevos datos "muestran ligeras mejorías, pero los retos persisten", subrayó Unicef en un comunicado.
Según la agencia de la ONU, los resultados mostraron "diferencias significativas" entre las regiones.
Así en la capital Pyongyang, un 10% de los niños está afectado por retraso de crecimiento, mientras en la provincia septentrional de Ryanggang, cerca de la frontera con China, ascienden a 32%.
La encuesta también reveló que más de un tercio del agua potable de los hogares está contaminada. "La situación es peor en las zonas rurales, donde cerca de la mitad de los niños siguen expuestos a riesgos importantes de enfermedad y de malnutrición", reveló Unicef.
A mediados de mayo, el responsable del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el estadounidense David Beasley, consideró que el hambre en Corea del Norte había retrocedido desde los años 1990, cuando el país sufrió una hambruna que dejó cientos de miles de muertos.
Subrayó sin embargo que no hay "ninguna duda" de que el hambre y la desnutrición siguen siendo "problemas" en el país, que solo dispone de "15% a 20% de tierras cultivables".
En marzo de 2017, un informe coordinado por Naciones Unidas estableció que 10,5 millones de norcoreanos (41% de la población) estaban infraalimentados y que 18 millones (70% de la población) dependían de distribuciones públicas de raciones de cereales y de patatas.