Una conmovedora historia de se da en la sede de la Fundación Las Rosas del centro de Santiago, donde Pedro Vargas, un vendedor ambulante invidente visita sagradamente todos los martes y sábados a su madre, que por un accidente vascular perdió totalmente su voz.
Una historia de amor incondicional, sin necesidad de tener afinados todos los sentidos. Ahora que llega el Día de la Madre, un recordatorio más de que no hay amor más incondicional en el mundo que el que hay entre madre e hijo.