Click acá para ir directamente al contenido

Caso Degollados: Corte Suprema confirma libertad condicional para Alejandro Sáez

El beneficio para el ex agente de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar) fue otorgado por la Corte de Apelaciones de Santiago el pasado 13 de julio.

24Horas.cl TVN

Miércoles 12 de agosto de 2015

La Corte Suprema ratificó la libertad condicional otorgada por la Corte de Apelaciones deSantiago  al ex agente de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar), Alejandro Sáez Mardones.

La decisión fue otorgada por los ministro de la Tercera Sala del máximo tribunal del país, por cuatro votos a favor y uno en contra.

Sáez fue condenado en 1991 a presidio perpetuo por los asesinatos de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, ocurridos en 1985.

 

LARGO PRONTUARIO DE SÁEZ MARDONES

Alejandro Sáez fue condenado en diciembre de 1991 a presidio perpetuo como autor de los secuestros seguidos de homicidio de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino y como autor de los secuestros de otras seis personas, ocurridos en marzo de 1985.

En la misma causa fue condenado a 541 días como autor de asociación ilícita. También está condenado a firme a 3 años y 1 día como autor del homicidio simple de Carlos Contreras Maluje, ocurrido en noviembre de 1976.

También está acusado de asociación ilícita en la desaparición de Víctor Humberto Vega Riquelme, en enero de 1976, y procesado como autor del secuestro calificado de José Weibel, en marzo de 1976, y procesado como cómplice de los secuestros calificados de Ricardo Weibel y Juan René Orellana Catalán, en noviembre de 1975 y junio de 1976, respectivamente.

El cabo primero (R) de Carabineros era miembro de la Dicomcar, la agrupación de Carabineros que en marzo de 1985 secuestró a tres profesionales militantes del Partido Comunista.

Nattino, diseñador gráfico, fue abordado en las calles Apoquindo con Badajoz,  mientras que Guerrero, dirigente de la Asociación Gremial de Educadores de Chile, AGECH, y Parada, sociólogo, jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad, fueron secuestrados al día siguiente desde las puertas del Colegio Latinoamericano, en calle Los Leones. 

El secuestro de Parada y Guerrero fue particularmente impune por la cantidad de fuerzas de carabineros desplegadas para llevarlo a cabo. Según el relato de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega, un Station Wagon Opala sin patente frenó bruscamente y tres sujetos apresaron a los profesionales en la puerta del colegio en Los Leones.

El profesor Leopoldo Muñoz salió a defenderlos, pero uno de los secuestradores lo derribó y le disparó a quemarropa en el abdomen y el vehículo arrancó. Mientras, a un par de cuadras el tránsito había sido desviado y un helicóptero hacía vuelo rasante sobre el establecimiento educacional.

Tras su secuestro, los tres profesionales fueron trasladados a un cuartel secreto de Calle 18, en el centro de Santiago, el mismo que el Comando Conjunto utilizaba a mediados de los ‘70 y que era conocido como "La Firma". Los tres fueron esposados, les vendaron los ojos y los torturaron.

El expediente judicial del caso estableció que entre la noche del viernes 29 y la madrugada del sábado 30 los tres secuestrados fueron subidos a un Chevrolet Opala, dos recostados en la maleta y uno en el asiento trasero. Al volante iba el cabo Claudio Salazar, como copiloto el cabo 1º Alejandro Sáez y atrás el sargento 2º José Fuentes. Un segundo auto, un Chevy Chevette, lo conducía el coronel Guillermo González Betancourt. De copiloto iba "El Fanta", Manuel Fuentes, mientras que uno de los asientos traseros era ocupado por el capitán Patricio Zamora. Todos eran miembros de Carabineros y agentes de la Dicomcar.

Los autos se trasladaron hasta una zona de Quilicura cercana al aeropuerto. Se estacionaron en la berma, en las cercanías del fundo El Retiro. "El Fanta", Zamora y González Betancourt se quedaron en su vehículo.

Guerrero fue el primero en ser bajado. De rodillas, esposado y vendado en una especia de hondonada junto al camino, el sargento Fuentes le tomó la cabeza por atrás y le cortó el cuello con un corvo. El vehículo se movió unos 30 metros al norte. Bajaron a Nattino, también esposado y con la vista vendada. Usando la misma arma, el cabo Sáez repitió la ejecución. El auto volvió a avanzar algunos metros, donde fue bajado Parada. Tendido de espaldas, esposado y vendado, el cabo Salazar tomó el corvo y le dio un profundo corte en el abdomen. La víctima se resistió y gritó de dolor, lo que aterró a su verdugo. Un tercer agente bajó del coche y lo degolló. A los tres cuerpos les retiraron las vendas y esposas. Consumados los crímenes, el grupo se trasladó hasta su cuartel, en la calle 18.

Pasado el mediodía del sábado 30 de marzo, dos hermanos campesinos encontraron los tres cadáveres. Siete horas más tarde, fueron trasladados al Instituto Médico Legal, donde familiares y amigos de Parada, Guerrero y Nattino, esperaban conocer la identidad de los cuerpos. Cuando las identidades se confirmaron y se conocieron detalles del crimen el repudio nacional por el llamado"Caso Degollados" fue tal que alcanzó a la Junta Militar.

El general director de Carabineros, César Mendoza, debió renunciar.