Últimamente nuestro país, ha estado expuesto constantemente a movimientos telúricos de mayor y menor intensidad, generando temor en las personas por lo que puede pasar.
En relación a esto, Cecilia Assef, Psicóloga de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología advierte, "los padres y otros adultos significativos se constituyen en el primer modelo de un niño o niña en relación a las habilidades necesarias para enfrentar estas situaciones".
"Cuando un adulto significativo reacciona con miedo excesivo ante un temblor (grita, se descontrola, se esconde o incluso tensa en exceso su musculatura), el mensaje que envía es que los temblores son una amenaza incontrolable ante la cual se debe temer", afirma la especialista.
- El modelo que un adulto debe proyectar es de calma ante todo, sin miedo pero con la suficiente preocupación para seguir los procedimientos adecuados.
- Mantenerse fuera de riesgos innecesarios, para que la situación sea más controlable y, por lo tanto, menos negativa.
Otro factor, es analizar cuál es el significado que hemos dado a los temblores y terremotos y por qué, considerando cuáles fueron los modelos a los que estuvimos expuestos y cómo estos se comportaron frente a nosotros.
Al reconocer esas variables, debemos hablar abiertamente acerca de lo que se debe hacer al momento de un temblor fuerte o terremoto:
- Qué intensidad amerita que dejemos nuestras actividades cotidianas.
- Hacia dónde debemos dirigirnos.
- Qué elementos debemos llevar y cuáles no.
- Qué cosas hay que hacer y cuáles evitar para no ponerse en riesgo.
De esta forma, daremos una connotación de normalidad a la situación, evitando sustos innecesarios", relata la psicóloga.