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El estremecedor relato del padre de una de las víctimas a cuatro meses de la tragedia en Mendoza

Exámenes realizados en Argentina al conductor de la máquina, confirman que tan solo horas antes del viaje consumió cocaína y marihuana. Otras pruebas constatan que el bus iba a exceso de velocidad.

24Horas.cl TVN

© AFP

Martes 12 de junio de 2018

El reciente 2 de junio, se cumplieron cuatro meses del fatídico accidente en Mendoza (Argentina) de un bus que transportaba a niños de la escuela de fútbol de Colo Colo Lo Boza a Paraguay. Mientras el chofer de la máquina de la empresa Meltur, Leonel Quiroga, sigue detenido en el país trasandino a la espera del fin de la investigación ampliada en su plazo en abril pasado, La Tercera dio a conocer detalles del expediente de la fiscalía del vecino país en donde aparece el emotivo testimonio del padre de una de las tres víctimas fatales, quien también viajaba a bordo junto a los pequeños.

Se trata de Cristian Collell Puga, papá de Javiera Collel Arenas (10), quien dijo en su declaración a las autoridades trasandinas que el conductor manejaba "de manera brusca e imprudente" y que "adelantaba vehículos en las curvas".

Además señala que el bus se desplazaba "a una velocidad de más de cien kilómetros por hora". También asegura que vio el momento en que Mario Olguín, director de la Escuela de fútbol, le llamaba la atención al conductor porque iba muy rápido, a lo cual éste hizo caso omiso.

"Yo siempre estuve despierto, sobre todo porque veía que el conductor del colectivo manejaba de manera brusca e imprudente: adelantaba vehículos en las curvas.  Y más o menos iba una velocidad de más de cien kilómetros por hora. Mi hijo Vicente se durmió, al igual que muchos de los pasajeros, ya que habían muchos menores. Luego de pasar el Túnel Internacional, yo me levanté con mi hijo al baño y allí escuché que el Director de la Escuela de Fútbol, Mario Olguín, le llamó la atención al chofer del colectivo, diciéndole que iba muy rápido, que se calmara un poco, pero no escuché ninguna respuesta, ni tampoco noté alguna disminución en la velocidad", señala el padre.

 

Una vez ocurrido el accidente, el relato de Collell Puga se vuelve estremecedor: “Mientras caminaba veía a niños en el suelo, y yo caminaba con mucho cuidado para no pisarlos. Cuando dejé a mi hijo fuera del colectivo (bus), mi esposa se acercó a mí y me dijo que la ayude a sacar del colectivo a mi hija Javiera, porque estaba atrapada con el cinturón de seguridad, por lo que volví a ingresar al colectivo y vi que mi hija estaba inconsciente, quieta, y con el cinturón de seguridad colocado. Allí, logré liberarla del cinturón y la saqué del colectivo y la dejé en el suelo, no recuerdo si respiraba, pero al tacto estaba tibia. Mientras tanto, varios vehículos se detenían a prestar auxilio, le hicimos maniobras de resucitación a Javiera. Así estuvimos, no sé cuánto tiempo, hasta que llegó una ambulancia, y los médicos le revisaron los ojos, y nos dijeron que ya había fallecido y que no había nada que hacer”.

En cuanto al momento mismo del accidente, este padre asegura que "el colectivo en el que íbamos, comenzó a adelantar a un vehículo que iba en nuestra dirección, realizando una maniobra hacia la izquierda y luego, intento enderezar el colectivo, hacia la derecha, y en ese momento, perdió el control e impactó con un vehículo que transitaba en dirección a Chile, aunque no pude ver qué vehículo fue. Allí, el colectivo, terminó saliendo de la ruta y comenzamos a caer por un barranco, dando por lo menos dos vueltas, hasta que quedó encajonado contra unas piedras".

En todo este tiempo, el Ministerio Público trasandino pudo constatar mediante exámanes que el conductor, esa misma jornada, consumió cocaína y marihuana, pese a que lo niega rotundamente. Según el fiscal Carlos Torres, a cargo de la investigación en Argentina, sostuvo que a las muertes de Matías Benjamín Vidal Pérez (13), Jonathan Muñoz (16) y la mencionada Javiera, hay que sumar otros siete delitos de lesiones graves dolosas y 22 de lesiones leves dolosas.

Dentro de lo que pudo determinar la investigación, también quedó en claro que el bus mantuvo una velocidad promedio antes de la tragedia de 92 kilómetros por hora, lo que excede el límite permitido para este tipo de medio de transporte.

Para el chofer, todas estas pericias no son efectivas ya que según él, reconoce que consumió cocaína y marihuana pero cinco días antes del lamentable episodio. Además asegura que el viaje en cuestión fue "tranquilo" y que nunca excedió la velocidad del lado chileno: "Transitaba a 60 kilómetros por hora, y el camión que iba adelante, se detuvo de golpe, doblé hacia la izquierda, aceleré para adelantar al camión y cuando logré pasarlo, comencé a regresar nuevamente a mi carril, pero en ese instante, vi que por el carril contarlo, de frente a mí, apareció el bus de la empresa Andimar, por lo que bruscamente doblé hacia la derecha, para evitar chocar de frente con ese bus, y allí me choca y no me acuerdo más".