La cifra aún no es exacta, pero se trataría de más de 30 niños que durante la década de los 70' habrían sido abusados por al menos diez religiosos maristas. Las denuncias involucran a cerca de cinco colegios pertenecientes a la congregación.
La comunidad que llegó a Chile en 1911 se encuentra a cargo de doce colegios en el país, siete pagados y cinco subvencionados, sumando a más de 15 mil alumnos.
Jaime Concha, quien ingresó al Instituto Alonso de Ercilla en 1973, relató que sólo con 10 años le llamaba poderosamente la atención la caligrafía, motivación de la que el hermano José Monasterio se percató.
En un escondido lugar, Monasterio le enseñaba caligrafía gótica al entonces niño, haciéndose más frecuente los encuentros. "Un día estaba dejándome guiar por su mano haciendo las letras y de repente le cambia la respiración y me aprieta atrás mío, me toma y me acerca a su cuerpo. Se empieza a sobar y con una mano me trató de desviar la cara para tratar de besarme y con la otra mano me sujetaba la parte de abajo del cuerpo llevándola a mis geniitales. Fue un instante en que fue poseído de ese impulso. Yo agarro mi bolsón y salgo, voy al baño y me oriné", detalló.
Un segundo encuentro se produjo cuando el profesor de Concha lo obligó a asistir a otro encuentro con el hermano Monasterio: "Vuelvo a repetir ese ritual con el agua, de mojarme, de tratar de sacarme la suciedad, por la sensación de que me habían tomado mi cuerpo y que no me pertenecía".
Durante 40 años escondió los abusos, hasta que el escándalo salió a la luz, no por la traumática experiencia con José Monasterio, quien falleció, sino por las denuncias que recaen en Abel Pérez, señalado como el máximo abusador de la congregación marista.
Pérez, hermano marista de origen español y profesor de Matemáticas, llegó a los 70' al establecimiento Alonso de Ercilla. Con once años, Concha lo conoció, en donde el hombre lo abrazó, intentó besarlo y buscó sus genitales. "Se transformó en un león, como en un lobo que se lanzó sobre mí", dijo.
Sin embargo, no sería lo más terrible, ya que en 1975 Jaime era un miembro de los scout y Pérez uno de los líderes del movimiento. El entonces menor enfermó y el hermano marista, como medicamento, le dio café con alcohol, quedando inconsciente a su merced. "Tenía la cabeza en mis genitales, con la mano derecha me tenía sujeto las piernas y me afirmaba y sobajeaba, y con la otra mano me intentaba meter los dedos en la boca. A medida que voy tomando conciencia era la silueta de Abel Pérez. Él me había abusado completamente, él ya me había tenido, él estaba acabando, a mí el cuerpo me dolía entero", afirmó.
Junto a Pérez otros nombres de abusadores han surgido. Según la congregación, seis de ellos son investigados.
Más de cuarenta años de abusos y decenas de víctimas, donde la congregación apostó por la conformación de diversas comisiones que buscan reparar e indagar casos ocurridos en los últimos cincuenta años.
Desde la Fiscalía Sur señalaron que "no estamos investigando con ellos, sino que estamos investigando a miembros de la congregación marista. Hago un llamado fuerte a todos quienes tengan antecedentes para que los entreguen directamente a fiscalía".