Gana 260.000 pesos al mes y, de la noche a la mañana, se encuentra con una deuda de más de 18 millones de pesos en llamadas a larga distancia.
Es el drama que está enfrentando Vanessa Canales, una joven de Rengo que asegura que han utilizado su nombre y su rut para suscribir en diferentes empresas de telefonía.
En un principio, pensó que se trata de alcances de nombre, pero los contratos firmados entre abril y mayo de 2012 aparece su rut y algo que es aún más preocupante: una huella digital que no es la de ella.
Se trataría de un presunto caso de usurpación de identidad que a través de una nueva modalidad opera con delincuentes que dan la cara y firman contratos al unísono con diferentes compañías bajo nombres de ciudadanos sin antecedentes comerciales.