Con el mismo apellido y realizando una labor parecida de ayuda a personas perseguidas, Jorge Schindler inspiró el libro "La lista del Schindler chileno", escrito por Manuel Salazar.
Una estructura de apoyo secreta que funcionaba bajo una red de farmacias de barrio. Es lo que gestionó por muchos años Jorge Schindler: chileno, empresario, comunista y clandestino.
El sistema de apoyo dio respiro, protección, trabajo, refugio y alimento a entre 70 y 100 personas de las cuales solamente dos terminaron siendo detenidos desaparecidos.
Schindler tenía dinero y pudo irse del país para cuando Pinochet llegó al poder, pero decidió quedarse para liderar una estructura escondida y ayudar a gente que lo necesitaba.
Alsino García fue parte de la red clandestina y cuenta que si alguien se encontraba en muy malas condiciones huyendo de las persecuciones políticas, otra persona le decía que existía la cadena de farmacias para que encontrara ayuda.
"Era perfecto, porque nadie va a pensar que en una farmacia, donde se está tomando la presión o recetando a abuelitas, pueda ser una estructura del partido", dice Manuel Salazar.
Con el tiempo, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) comenzó a seguirles la pista e incluso se ubicaron en una tienda de fotografía cercana. Los farmacéuticos pusieron armas bajo los mesones para defenderse en caso de un ataque, pero aunque allanaron nunca pudieron encontrar nada.
Para conocer la historia completa puedes ver el video de más arriba.