Tras el escándalo ocurrido en la fragata Lynch, donde un marino colocó cámaras para espiar compañeras en la embarcación, el almirante Enrique Larrañaga, Comandante en Jefe de la Armada, aclaró que el imputado corre riesgo a un "lincenciamiento de servicio". Es decir, puede llegar a ser retirado de la institución.
El uniformado responsable por el incidente había captado imágenes de una pieza donde residen entre seis y ocho mujeres, las cuales posteriormente difundió a un grupo social privado de WhatsApp.
En entrevista a El Mercurio, el marino sostuvo que "hoy existen dos investigaciones, que corren en paralelo: una investigación sumaria administrativa a bordo del buque, y la otra , una causa judicial en la Fiscalía Naval. Se ha hablado de una red de espionaje, que me parece un poco excesivo, porque es una sola persona que filmó y difundió".
Cuestionado respecto a la supuesta demora del descubrimiento del hecho, el almirante aclaró que "esto fue detectado por personal del buque, e informado por personal de la embarcación. Esto se descubrió al interior de la institución y se siguieron los procedimientos establecidos". Respecto a eso, además, agregó que "no quisimos difundirlo a la luz pública. Desde el momento en que se produjo, al día siguiente ya estaban todos estos procesos andando".
El hecho también suscitó cuestionamientos respecto a la seguridad de la fragata, en cuanto a su vulnerabilidad a actos de vigilancia externa. Sin embargo, el comandante en jefe hizo una distinción.
"En los buques hay sectores de libre tránsito, como dormitorios, baños o comedores Y hay otros departamentos de clasificación "reservada", por lo que las medidas de seguridad en sectores clasificados no tienen relación con las de lugares de libre tránsito. Por ningún motivo se puede entrar con teléfonos a áreas sensibles del buque", sostuvo, descartando que el sistema empleado para este caso pudiera usarse para espionaje militar en el futuro.