"Un tren con pasajeros a cien kilómetros por hora no puede frenar, por lo menos, en 700 metros". Las palabras de Tomás Vásquez, maquinista de ferrocarriles son claras y grafícan lo riesgoso de transitar por las vías del tren, donde la vida y la muerte puede ser cosa de segundos.
La imprudencia constante de los vecinos de vías férreas, quienes muchas veces caminan por la vía o no respetan los cruces señalizados eleva sustancialmente la cifra de muertes por estos accidentes que se pueden evitar.
Pero hay también quienes consideran a la vía su "segundo hogar", viven en los túneles y transitan entre el alcohol y las drogas, pero también arriesgando su vida.
Revisa en esta nota la crónica de los periodistas Cristóbal Osorio y Rodrigo Pizarro.