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El crudo drama de los niños abusados en Chile

A partir de la dura vida de dos pequeños hermanos abandonados y abusados, crean organización para protegerlos de la pedofilia y el abuso. Aún así, no se sienten escuchados.

Alejandro González

Martes 18 de junio de 2013

¿Cómo convivir con las secuelas de una violación o el abuso sexual de un niño cuando no se es experto? Esta pregunta se la hace una familia de Pedro Aguirre Cerda, destinando horas y recursos al cuidado de dos pequeños sobrinos de 13 y 9 años, atacados cuando estuvieron en un centro de menores.

Eran dos hermanos que fueron abandonados por sus padres, maltratados por sus abuelos y abusados dentro de un hogar. Hoy, víctimas de un sistema de salud que simplemente los ignora. El peor retrato de una infancia que fue irremediablemente herida.

Hace dos años, llegaron de visita a la casa de sus tíos, antes vivía en una aldea S.O.S de Padre Las Casas. Fueron abusados, presuntamente, por el chofer del furgón que los transportaba hacia la escuela. La peor parte, en ese entonces, la vivió el menor de los niños, mientras el hermano mayor presenciaba reiteradas violaciones.

"Tanto lo violaban, que el chico no se podía parar. Entonces él lo tenía que parar y lavarlo. Y muchas veces le tuvo que tapar la boca para que él no llorara", relata Flor Bastidas, tía de los pequeños.

 

Las secuelas para ambos tendrían alcances insospechados. "Tienen conductas impropias entre ellos. En especial el más grande, quien atenta contra el más pequeño", cuenta Santiago San Juan.

El más pequeño está prácticamente enamorado de su agresor. Según cuenta Flor, el niño intentó suicidarse porque él, hoy día, está tras las rejas.

El Servicio Médico Legal emitió un informe que habla sobre el caso del menor de estos hermanos. El veredicto es lapidario.

Las consecuencias para las interacciones de los menores son casi imborrables. Un simple acto como saludar de beso, no se puede realizar con los pequeños. No tienen capacidad diferenciar lo que es eso de una acción de índole sexual.

De ahí en más, las actitudes de los niños comenzarían a atormentar a esta familia, lo cual desarmó toda su estructura. 

"El impacto en el desarrollo es profundo, la capacidad que el cerebro tiene de desarrollar conexiones nerviosas saludables es menor. La presentación clínica serán trastornos mentales serios", explica Muriel Halpern, Siquiátra Clínica de la Universidad de Chile.

Ni Flor ni Santiago están capacitados para poder afrontar esta situación. No cuentan con las herramientas necesarias ni los conocimientos para abordar a sus sobrinos. Por este motivo, Flor creó una agrupación de protección a los niños.

Reclaman el aplicar los derechos del niños y velar por su protección ante los casos de pedofilia y abuso infantil, pero se sienten totalmente abandonados por el sistema.