En Chile se practican más de 5 mil cirugías al año para bajar de peso. Algunos se someten a éstas con fines estéticos, pero otros, que son usuarios del sistema de salud público, siguen esperando.
Es el caso de dos hombres de Cañete, en la región del Biobío, que ven en estas operaciones su única posibilidad para salir de su extrema obesidad y retomar sus vidas.
Aunque siguen tratamientos, no tienen los medios para seguir una dieta saludable. Pese a que disminuyen la cantidad de comida que ingieren, no dejan de subir de peso.
El primero es Wellinton y pesa 259 kilos. Los últimos cuatro años los ha pasado entre cuatro paredes. "No salgo a la calle porque me da vergüenza".
El segundo es Nibaldo. Pesa 244 kilos. Hace tres años perdió la autonomía y ahora necesita de alguien que lo afirme para poder levantarse y caminar.
Cada uno debe bajar al menos un tercio de su peso para poder ser intervenidos, pero hasta ahora no han podido lograrlo.
La nutricionista del Hospital de Cañete, Andrea Rifo, sostiene que "sólo con dieta es imposible".
"No tenemos apoyo de nutricionistas clínicas que estén especializadas en el tema de la obesidad mórbida. Aquí, todos somos profesionales que no tenemos especializaciones. Por lo tanto, en ese sentido, no tenemos esas herramientas. Tampoco tenemos la opción de gestionarle por nuestra cuenta una cirugía. Todo eso lo derivamos y dependemos de Concepción, que es nuestro centro de referencia", afirma.
Por el momento, ninguno puede acceder a hospitalizaciones ni tampoco a un programa efectivo que les permita una nueva oportunidad en la vida.
La crónica es de Juan Carlos Segovia y Marta Escalona.